Un proceso electoral tan incierto va a ralentizar la recuperación de la inversión privada

Gianfranco Castagnola, presidente ejecutivo de APOYO Consultoría, conversó con la revista G de Gestión sobre la nueva etapa que atraviesa el país. La caída de Pedro Castillo genera alivio en el sector empresarial, pero la ola de violencia y la incertidumbre de quiénes serán candidatos para el 2024 nublan el panorama.

Entrevista en la Revista G de Gestión.

El gobierno de Dina Boluarte será una especie de gobierno de transición, los cuales suelen ser relativamente estables. Aunque el periodo sea más corto, el reto es enorme: limpiar el sector público del caos de la gestión anterior. La falta de experiencia política de la presidenta, y de operadores en su gabinete, hará aún más compleja la tarea.

Así lo explica Gianfranco Castagnola, presidente ejecutivo de APOYO Consultoría, en una entrevista a esta revista que, por las singulares circunstancias, se fue actualizando hasta el cierre de la edición. El economista reveló el ánimo de los empresarios frente a las últimas movidas políticas y lo que posiblemente le espera al Perú en este nuevo capítulo de su historia.

¿Cuál es la perspectiva sobre el nuevo gabinete?

Es un gabinete significativamente mejor que todos aquellos que hemos tenido durante [el Gobierno de] Castillo, y con un fuerte componente técnico. Quizá habría sido más conveniente tener no solo técnicos, sino también políticos, dada la situación de relativa debilidad del gobierno frente al Congreso. A falta de bancada, hay la necesidad de tener operadores para negociar.

Dina Boluarte ya anunció el adelanto de elecciones. ¿Cómo se espera que sea este breve gobierno?

Es una especie de gobierno de transición hasta las elecciones de abril del 2024. Ojalá el Congreso apruebe la reforma que se requiere para ello. Creo que el componente técnico es muy importante para rescatar la administración pública de lo que el gobierno de Castillo había metido y que no cumplía requisitos de idoneidad. Hay una muy importante labor de limpieza del sector público, pero, considerando que la propia presidenta no es alguien que tenga mucha experiencia política, quizá habría sido conveniente traer gente con mayor trayectoria. Por otro lado, si bien no se han realizado encuestas después de la caída de Castillo, es muy probable que la mayor parte de la población sí quiera el adelanto de elecciones.

¿Ha mejorado el sentir del empresariado?

Ha sido un alivio que caiga un gobierno tan corrupto, inepto y antidemocrático -el peor de los últimos 30 años-, pero la ola de violencia radical del país preocupa. El hecho de tener elecciones en el 2024 genera incertidumbre porque es difícil ver quién será candidato a esa elección, además de cómo se van a ir formando las alianzas, las candidaturas, etcétera.

¿Este nuevo escenario afectará las inversiones?

Siendo un proceso electoral tan incierto, con algunas candidaturas muy radicales que podrían salir, indudablemente puede afectar el incentivo por las inversiones. Las va a afectar. Va a ralentizar el proceso de recuperación de la inversión privada. Es un poco prematuro hablar de la dimensión del impacto, hay que ver cómo acaba esta ola de violencia. Luego, en función de cómo vengan las candidaturas, esto podría aclarar el panorama.

¿Por qué en el Perú caen los presidentes y no la economía?

La economía tiene fundamentos muy sólidos. Y estos, que están recogidos en la Constitución del 93 y en todo el marco normativo que se desarrolló después, genera que sea una economía muy resiliente. Sin embargo, indudablemente toda la incertidumbre política de los últimos 5 o 6 años nos ha pasado factura afectando el crecimiento de la economía.

Estamos aguantando, pero con un crecimiento de 2% a 3%, que es bastante bajo para lo que debería tener el Perú en una situación normal. Las finanzas del Estado son sólidas, la solvencia y la situación patrimonial de la mayor parte de empresas del país también lo son. Tenemos un sistema financiero muy consolidado y las familias, si bien han sufrido con la pandemia y la insuficiente generación de empleo, mal que bien no están sobreendeudadas.

¿Este gabinete tendrá estabilidad?

Difícil saberlo, porque recién se ha instalado. Hay que ver cómo se resuelve la actual crisis social. Si se hace pronto, se convierte en un gobierno de transición, y estos son relativamente más estables, como lo fueron el de Valentín Paniagua y el de Francisco Sagasti.

Con el nuevo gabinete, ¿existe la posibilidad de tocar de nuevo el tema de la Asamblea Constituyente?

Para la mayor parte de la población el tema es irrelevante, pero los sectores radicales van a ponerlo en agenda. Espero que la clase política sea lo suficientemente madura y seria para no pisar el palito.

Por un lado tenemos una inflación mundial, y por otro, una guerra que sigue impactando la economía global, entre otros factores. ¿Cree que se mantendrá el complicado panorama internacional?

El mundo, luego de varias décadas, está en un proceso inflacionario. Y, si eso no se corta rápido, cuesta mucho más hacerlo después. El tema es que el remedio para hacerlo es muy doloroso, ya que se tiene que lograr reducir el consumo de las familias y la inversión privada. Esto implica perder empleo, que las familias se sientan más pobres y que consuman menos. Y con menos consumo hay menos inversión privada.

La Fed, como nunca, está acelerando el aumento de la tasa de interés. Esto afecta mucho el mercado hipotecario, que es muy importante, porque cuando aumenta la tasa de interés sube también el costo financiero hipotecario y comprar viviendas cuesta más. Todo esto están haciendo la Fed y el Banco Central Europeo para frenar la inflación, lo que genera un enfriamiento de la economía mundial.

¿Cómo impactará tal medida a estos mercados?

Estimamos que la economía de Estados Unidos crecerá 0,5% y la zona europea decrecerá medio por ciento. En el caso de China, podría crecer 4%, pero hay que ver su manejo particular del COVID, que se puede hacer que esta proyección sea menor. ¿Cómo nos afecta esto? A través de los motores de exportación.

¿Qué se estima para el rendimiento local?

Desde mayo el precio del zinc cayó en 30% y el cobre lo hizo en 20%, por ejemplo. El mundo tiene que controlar la inflación, que ojalá se revierta hacia la segunda mitad del próximo año. No creo que venga un cataclismo, pero hay preocupaciones.

La agroindustria puede verse afectara por precios en mercados que se van a definir. Parte de los no tradicionales se dirigen a la región, mercados muy importantes que, con suerte, crecerán entre 1% y 2%, lo que es muy chato. Este motor está parcialmente afectado.

 

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